Psic Oscar Barragan
Asesoria Psicologica
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Las relaciones en pareja que se caracterizan por estar viviendo alguna manera tóxica, como su nombre lo indica, ambos integrantes de la pareja, se encuentran agrediendo, lastimando o bien abandonando el vínculo con la pareja. Los dos integrantes de la pareja sufren, se experimenta pena y dolor con momentos poco alegres y satisfactorios, de manera que no hay una compensación en sus circunstancias, que les permitan experimentar algún grado de placer o alegría en la relación. Una de las condiciones de poder establecer si estamos en una relación tóxica, se refiere a la sensación de que es necesario desdibujarse como persona para que el otro esté contento y no provocar conflictos en la relación. Ceder a los deseos del otro todo el tiempo, con tal de no provocar problemas y en aras de la paz y la armonía del vínculo. Desdibujarse, quiere decir no contar. No contar, significa que tus intereses y necesidades no están siendo resultas, y por el contrario, cada momento necesitas emprender más acciones para no verte, para no brillar, para no ser vista o visto, y de esta manera creer, que todo irá bien. Si tu sensación es que necesitas borrarte como persona, en tus opiniones, gustos, necesidades y expresión de sentimientos, entonces, seguramente te encuentras en una relación que mantiene niveles de toxicidad para ambos integrantes de la pareja. Una relación que se caracteriza por ser tóxica implica que uno o ambos miembros de la pareja pasan más tiempo experimentando sentimientos de malestar que de bienestar en sus interrelaciones y en las experiencias de su vida en pareja. Son parejas que tienen una gran dificultad para mediar los conflictos, las causas pueden ser infinitas. La personalidad de uno o del otro, los hábitos, la fallas en la comunicación, las desilusiones de ambos frente al vínculo, los celos, la infidelidad, el abuso. El caso es que no pueden mediar y poner sobre la mesa los conflictos reales, ya que de ser así, causaría un gran dolor. Lo paradójico, es que de todos modos viven sus vidas con un gran dolor y sentimientos encontrados, entre tristeza, culpa, remordimientos. Y cada día más y más la relación se fractura, por las razones que sean. La realidad es que no se puede sacar nada provechoso de estos amores, a veces mal comprendidos, si tu relación en pareja te mantiene más en la dependencia, tristeza, temor, sacrificio, seguramente no va a cambiar, hasta que emprendas acciones diferentes en tu manera de valorar tu propia estima. De lo contrario, continuarás minando tu autoestima y tu valor personal. Si tu pareja no te permite ser como eres y necesitas renunciar a ti, seguramente estás muy, muy intoxicado en tu relación. ¿Realmente deseas una vida con esa calidad emocional, en la que requieres renunciar a ser tú, para darle gusto a tu pareja? En situaciones en la que la pareja te lastima, te hace sentir inferior, no atiende o no aprecia tus necesidades, tus gustos, tus ganas y no comparte tus proyectos, ni se toma la molestia por saber cómo te sientes afectado o afectada por lo que viven, entonces muy seguramente, te sientes desdibujado o poco coloreada para el otro. Tus sentimientos están permanentemente llenos de ira, de culpa, de tristeza y de desolación. No entiendes y no sabes cómo arreglarlo, porque mi gran amor me causa un montón de dolor. Más que estar en pareja nos sentimos desparejados, desolados y abandonados y muy, muy, humillados… Conviene preguntarnos ¿Vale la pena continuar con un vínculo que nos acaba hasta con las ganas de vivir?
¿Pero qué es aquello que nos lleva a establecer vínculos en los que lejos de alimentarme y enriquecerme como persona me intoxican? Baja autoestima y un pobre concepto de mí mismo o misma: Cuando ponemos todo nuestro valor en el amor, aprecio y atenciones de nuestra pareja, seguramente vamos a vivir una relación de estas condiciones. Así que primero yo y luego los demás, y mi pareja también. Olvidarnos para siempre de nuestras fantasías de rescate: La persona que hemos elegido como pareja, va a cambiar, sí lo desea, sí quiere, y sí está, dispuesto o dispuesta a hacerlo. Yo no puedo hacer nada para que el otro se salve. Pero sí puedo hacer mucho por mí. Dejar de asumir el rol de víctimas: Es decir, abandonar el hábito sentir que soy un sacrificado en la relación para que todo marche bien. Para que todo marche bien se necesitan dos y no sólo de mi sacrificio. Tal vez, sí me sigo sacrificando las cosas nunca mejoraran, ya que trabajo más para el otro, que para mí mismo o misma. El miedo a la soledad en pareja: Estar acompañados, saber que tenemos una pareja independientemente de la manera en la que la tenemos. Solos no, mejor acompañados no se cuál sea el precio que tengo que pagar. Nadie en mi familia y en mis amigos o amigos, se encuentra solo, lo mejor es la vida en pareja, no importa el precio. Tolerar el aburrimiento: Todas las relaciones en pareja pasamos por un período de este tipo. Los mismos amigos, las mismas actividades, el mismo tema, lo mismo, lo mismo, lo mismo. Entonces quizá, valga la pena influir y dar algo fresco a la relación: tal vez, en lo sexual, en lo intelectual o en las actividades. Pero necesitamos arriesgar, hacer cosas diferentes. Nutrir la vida personal y de pareja de emociones y experiencias distintas. Nada fácil, cuando los sentimientos y emociones nos empañan y nos llevan a vivir de la misma manera todo el tiempo. Necesito sentirme querido y apreciado por mi pareja: Todos necesitamos esto, pero cuando representa una necesidad obsesiva de alimentar el amor, quiere decir que no me aprecio lo suficiente, y sí mi pareja no me lo da, caigo en el abandono, desesperanza y tristeza. Primero necesito sentirme querido por mí, apreciado por mí, y luego, muy luego, entregarme a otro, para que aprecie, lo que yo aprecio de mí. La necesidad de cumplir con un rol social: Estar en pareja, estar acompañado, no vivir solo, qué se yo. Sí nuestra vida y nuestro estar en el mundo depende del rol que jugamos, seguramente estaremos muy identificados con lo que los demás piensen o crean de nosotros mismos. El temor o el miedo al éxito o al fracaso: Aunque parezcan diferentes, parece que son iguales, no nos atrevemos a cambiar, o hacer cosas diferentes, porque tal vez, triunfaremos, o quizá fracasaremos, lo cual habla de una dependencia a las circunstancias, aún cuando éstas, no nos convengan… Las relaciones tóxicas se caracterizan por amar más a las parejas que uno/a mismo/a… En qué lugar de la pareja quieres jugar… aunque lo ame o la ames, sí no te conviene y te hace más sufrir que gozar, está en una relación tóxica… De ti depende, trabar en tu bienestar o en el de tu pareja… Considérelo, tal vez valga la pena quererse más a sí mismo… |
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