Psic Oscar Barragan
Asesoria Psicologica
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Los medios de comunicación nos transmiten un mensaje que parece indicar que la forma de vivir mejor no es la pareja y de hecho así se va plasmando en la sociedad. Mientras que en los años 70 el 70% de los hogares americanos los ocupaba un matrimonio actualmente solamente son el 50%. Pero muchas otras cifras no son tan ciertas. Nos dicen, por ejemplo, que se divorcian más personas que se casan, lo que es falso, en nuestro país al menos. En el año 2000 se separaron un 30% del número de parejas que se casaron. Se dan parejas de hecho y formas de relación muy largas, siendo “novios” y viviendo cada uno en su casa, compartiendo solamente el tiempo libre, son formas que permiten relaciones con un menor compromiso. Podríamos estar tentados de atribuir estos procesos exclusivamente a la falta de preparación psicológica para afrontar los problemas y conflictos que son inherentes a vivir en pareja en el momento actual. Pero seguramente fenómenos sociales tienen explicaciones y orígenes sociales. La sociedad marca la pareja que quiere o que necesita. No tenemos más que considerar la influencia de factores positivos como los avances de la mujer hacia la igualdad social con el hombre y su integración en el proceso productivo; y otros no tan positivos como la ideología hedonista, establecida para mantener un gran nivel de consumo, o la falta de apoyo social al desarrollo de la familia, que pone grandes dificultades laborales para el cuidado de los hijos, y que llevan a considerar tener descendencia como una carga insoportable, junto con otros elementos como las condiciones precarias de trabajo, que por una parte disuaden de establecer compromisos a largo plazo, como tener hijos o comprar un piso, y por otra establecen jornadas interminables que contribuyen de forma determinante a incrementar las barreras de comunicación en la pareja. Son todos factores sociales que configuran la forma de la pareja que se puede dar en nuestra sociedad. Miedo al cambioNo hay criterios fijos a los que recurrir determinar si una relación toca ya su fin. Además, cuanto más duradera haya sido esa unión y cuando la ruptura afecte a más personas -los hijos son el argumento que muchas personas esgrimen para seguir conviviendo, a pesar de la crisis-, más difícil se hará tomar la decisión de romper. Podría decirse que el momento en el que una relación deja de aportar a los miembros de la pareja ese conjunto de elementos que la propició -afectividad y emoción, seguridad, disfrute sexual...-, se alcanza el punto de inflexión en el que se debe producir el cambio. Reconocer si se está atravesando una época con dificultades graves o si estamos ante el principio del fin de la relación, deviene una tarea ardua para los miembros de la pareja, ya que inmersos en un sinfín de emociones, sentimientos y sensaciones, resulta difícil serenarse lo suficiente para hacer una reflexión tranquila que los conduzca a esclarecer en qué punto de la relación se encuentran. No es extraño que se produzcan autoengaños, más o menos conscientes, que surgen como resistencia al cambio, bien sea para replantearse la pareja y seguir adelante con cambios, bien para iniciar definitivamente una separación. ¿Simple crisis o separación?En función del modo en que se afronte una crisis, de cómo se comporten los miembros de la pareja ante esa etapa, la unión saldrá reforzada o será la primera fase del fin. Es decir, ante una fase conflictiva de la pareja la pregunta no es "¿es esto el fin?", sino "¿quiero que sea el fin?, ¿me interesa seguir con el compromiso que supone esta relación?". En definitiva, una mala racha será sólo una crisis si es superada, pero se convertirá en una separación si la unión acaba. La respuesta a algunas preguntas puede brindarnos pistas que nos ayudarán a tomar una decisión en esa difícil coyuntura: ¿Le amo? ¿Miramos juntos en la misma dirección, tenemos la misma meta? ¿Siento profundo interés por la otra persona? ¿La deseo? ¿Tengo confianza total en el otro? ¿y en la propia relación? ¿Reflexiono y me comprometo para ver qué puedo aportar a la otra persona y a nuestra relación para mejorarla? En fase de crisis nuestro estado emocional se altera; por ello, tengamos presente el alcance de las decisiones, sobre todo si se opta por terminar con la relación. No se separan dos personas, sino a veces una familia con hijos, todo un entramado de relaciones y amigos, de dependencias económicas, por lo que si la pareja se encuentra con frenos que impiden que la reflexión prospere, es conveniente acudir a un o una especialista en temas de pareja, que desbloquee la situación y habilite espacios para que la reflexión reúna las garantías deseables. Introducirá equilibrio y establecerá un protocolo para ayudar a la pareja a decidir mejor. Soluciones a sus problemas de pareja: los factores de crisis o « 28 actitudes que llevan a la ruptura » (¡ Clasifiqúelos según sus prioridades!) ¿Su pareja atraviesa momentos difíciles? ¿Le gustaría encontrar soluciones para superarlos y restablecer entre ustedes la armonía de sus principios? La causa probablemente se encuentra entre los errores más abajo: aquellas causas son las más acostumbradas; repetidas, precipitan muchas parejas hacia la ruptura. Los siguientes 'pasos en falso'son en efecto, peligrosos para su pareja y pueden ser evitados. Invirtiendo la tendencia, ¡su pareja dará un salto adelante! Los "EXCESOS" • agresividad: violencias físicas yo verbales; • celos excesivos: un(a) compañero(a) demasiado posesivo(a) es un infierno...; • coacciones: imponer sus puntos de vista, su voluntad, sus gustos, sus necesidades, sus deseos sin preocuparse de los de su amada(o); • denigración de la / del compañera(o) en presencia de los niños o/y de los allegados; • dependencias, adicciones: alcohol, tabaco, drogas, juego, perversiones...; • desconocimiento de las expectativas, indiferencia para los deseos y necesidades (también los deseos íntimos ) del otro(a): cuando legitimas expectativas no son encontradas - signo de indiferencia yo de egoísmo - las frustraciones se acumulan; • descuido sobre sí (jamás cuidado(a) sobre su persona); dejadez; • egoísmo y egocentrismo; • indiferencia hacia la vida y las acciones del otro / de la otra; olvidos repetidos por hechos o por fechas importantes; • indisponibilidad continua: profesión, obligaciones exteriores, amigos,... es decir olvido de las verdaderas prioridades ; • infidelidad ; • intolerancia, rechazo de concesiones mutuas; • mentiras repetidas; • niños testigos de sus conflictos; • petición unilateral de intimidad: la petición viene siempre del mismo lado? ¡Peligro! • reproches continuos y actitudes para 'culpabilizar' el otro / la otra; • susceptibilidad – reacciones emocionales desproporcionadas; • voluntad de someter su compañera(o), de restringir su autonomía y/o su 'derecho a la diferencia'. Las "FALTAS" • Cuando no se comparte más bastantes cosas: diálogos, centros de interés, actividades juntos, mismas valores esenciales de la vida, proyectos, compromisos, objetivos, un ideal, experiencias, sueños, gustos, tareas domésticas, decisiones, responsabilidades; momentos de admiración (o de rebelión); momentos de descanso o distracción, carcajadas, etc., etc. • falta de comprensión , de indulgencia, de concesiones, de tolerancia; • falta de comunicación ; • falta de empatia: ponerse en su lugar permite adquirir una gran calidad – la indulgencia; • falta de escucha; • falta de generosidad en las actitudes y también al plano pecuniario, – sobre todo si se queda dinero para necesidades egoístas; • falta de intercambios: induce un sentimiento vivo de "sentido único" y frustraciones; • falta de respeto , de consideración; • falta de ternura , de atención; • falta de valorización frecuenta del otra(o): como todo el mundo, su compañera(o) es muy sensible al hecho de verse 'reconocida(o)' en su persona, sus actos, sus opiniones, etc. La ruptura de una relación no es desencadenada por un solo factor,existen muchos y no se da inmediatamente es un proceso, una consecuencia ,producto de la acumulación de elementos que favorecen que se de en un momento dado,hasta que se da la gota que derrama ese vaso que llevaba un buen tiempo llenándose. Cuando una pareja tiene problemas en su relación y no logra solucionarlos sino que se van manteniendo en el tiempo, llega un momento en que dichos problemas empiezan a deteriorar la relación cada vez más, generando insatisfacción y pudiendo llegar a romperla. Es entonces cuando algunas parejas deciden acudir a un psicólogo para realizar una terapia de pareja que les ayude a salvar su relación. Pero la terapia de pareja no sirve solo para parejas con problemas, sino que incluso una pareja con una buena relación puede acudir a un psicólogo especializado en relaciones de pareja para aprender a comunicarse mejor, prevenir futuros conflictos y tener una relación más armoniosa y duradera, así como fortalecer sus vínculos y conocerse mejor el uno al otro. |
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